jueves, 24 de mayo de 2018

ACTOR PRINCIPAL

Se entiende que la base de la percepción a una crisis en cualquier persona son los pro lemas. Toda persona tiene problemas, es parte de la vida misma; aunque en lo antagónico es lo opuesto (o podría ser) a vida.
Escuche a Jorge Lozano (conferencista mexicano), lo cuál me fascino y en mis charlas motivacionales siempre que puedo la expongo, cuando compara la vida con una telenovela. En la misma hay actor o actriz principal, actores secundarios; y que nunca puede faltar quien haga el papel de mala/o o villana/o.
Pido a las personas se imaginen la telenovela, una película o una serie que les haya gustado. Veo los rostros de las personas recordar con agrado, en una sensación de volver a ver, después solícito eliminen a ese actor o actriz  que hace el papel de maldad pura sea borrado del mapa, sea eliminado de esa novela ¿gustaría volver a ver? En su integridad responden que no, que no habría interés porqué quien hace el rol de mala, malo viene a darle el sabor a esa obra.

En la vida, pregunto:¿quién es entonces el actor o actriz principal? Es de suponer que cada uno de nosotros somos actores principales en la telenovela de nuestras vidas. Que ese actor o actriz que hace el papel de villana/o es necesario en nuestras vidas porque esos problemas nos enseñan a vivir... Es una cuestión de actitud diría alguien, una actitud positiva y de auto diálogo constante que somos actores principales y que no podemos darnos el lujo de que brille esa mala, o malo en la telenovela de nuestras vidas.
A ello agrego que como personas tenemos un potente ingrediente, aunque muchas veces la desconocemos, llamado RESILIENCIA. Esa capacidad para poder resistir esos problemas y sobreponerse ante los mismos e incluso ser mejor que antes. Que una persona resiliente tiene que saber resistir a esos problemas, pero con la firme decisión de sobreponerse y surgir ante esos problemas. Como una ave que puede sentir estar anquilosada ante los conflictos extender sus alas y volar. Porque ese anquilosamiento es solo una percepción errónea, que si se puede escribir una historia diferente en nuestras vidas, dignas de contar.