viernes, 4 de marzo de 2011

EL SUICIDIO EN LA SOCIEDAD DEL AMOR

Publicación AMAPSI-Mexico

INTRODUCCIÓN
La muerte como último recurso estratégico para responder al o a los problemas por las que pueda estar cursando una persona, resulta ubicarse en el colectivo de los que no consideran asumir un posicionamiento de acabar con su si mismo, como una dificultad de vivir, “de aprender a vivir”, quizás sea una compleja tarea el existir y en ese proceso no siempre se logra el resultado deseado.
Para algunos les resulta difícil considerar acabar con la existencia propia, hace pensar en las dificultades que pueda estar cursando y aún así es imposible concebir suicidarse. Se piensan la presencia de (muchos) factores que contribuyen a ello, “como la pérdida de figuras significativas en edades tempranas de la vida, una niñez desdichada en un medio familiar caótico, matizado por maltrato infantil, abuso sexual o psicológico, abandono; el padecimiento de enfermedades mentales graves que deterioran el juicio, las emociones y la conducta; determinadas enfermedades físicas que comprometen la calidad de vida de quienes las sufren, por invalidez, discapacidad o el dolor que traen consigo, entre otros”. Nos sentimos obligados a cumplir con lo que nos exige esta sociedad y por su puesto estas tienen que ser creativas, sino estas fuera: del trabajo, del grupo de amigos, hasta para mantener una relación afectiva resulta complicado.
Frente a estas imposibilidades terminamos asumiendo conductas que sean complacientes, “tan solo por lograr aceptación del otro, y cada vez se tiene metas más acuciantes por cumplir”. Pero la magnificación de problemas que no son tales y minimizar los recursos propios, por sólo citar algunos ejemplos hacen percibir a la persona como un ser incompleto deseoso de un objeto, un sujeto o algo que lo complete.
Verse confrontado con situaciones a las cuales, rara ó quizás nunca, no se considera dentro de un proceso de vida y que sin embargo se esta en una constante expuesta/o, resulta muchas veces desestructurante. Enseñar a existir y que estás sean a la vez testimonio de vida a otros constituye, sin lugar a dudas, un arduo y complejo proceso, pero a la vez significativo.
La confrontación hacia la muerte con preguntas existenciales es un esfuerzo más en un simple sentido, es una lectura de la expresión de la vida, es una serie de expresiones escritas en la participación de grupo para entender el significado y a la vez dar cuenta del valor de aprender a vivir en la experiencia. De que la muerte, a manera de objetivo, sea entendida comprendida y reflejada, a manera de mecanismos reactivo-adaptativos a un comportamiento anormal. Un recurso identificado como un poder, el conocer para hallar consejos útiles en el vivir del otro que es significativo a uno, para enfrentar este tema y además problemas universales como son las relaciones paterno-filiales, las matrimoniales, el mal hábito de fumar, el consumo de drogas, el logro del autocontrol, las formas de enfrentamiento al estrés, etcétera. En el vivir, en el aprendizaje del otro a través del testimonio de vida, se encuentra el sentido de vivir. Además, de considerar aspectos relacionados con la prevención del suicidio, entender el aprender en la experiencia de la vida con relación al amor imprescindible para aprender a vivir.

ENFRENTADOS A LO NO DESEADO
Una existencia sin sentido es una existencia inerte, buscar en el transcurso del vivir el sentido resulta para muchos agobiante y ello se responde en que la vida no es algo común para todos, es personal. Para algunos será placentera y para otros no, porque así fuimos creados, así existimos; y sin embargo en una oleada no parsimónica surgen conflictos existenciales.
Deseamos no enfrentarnos a aquello que resulta real, la escapamos o la miramos de soslayo bajo discursos superfluos como: “así es la vida que le vamos a hacer”, “si lo quiso así, será por algo”, “por algo Dios lo deseo que sea de esta forma”. Aspectos como la muerte, la pérdida de un ser querido, el desprendimiento de un ser querido, de algo apreciado pasa a todos y aún así no la consideramos como parte significativa que incite a vivir, y no al contrario, en nuestras vidas.
Entonces cuando se busca en la actividad de confrontación, resulta doloroso verse enfrentados, pero significativo por lo que puede alojar. En ese sentido una experiencia de vida es una estrategia de vida que insta a vivir, para ello estar concientes de aquello que no es precisamente deseado pero que en la dialéctica de la vida existe la muerte, las consultas que se presentan a continuación son de confrontación.

¿Qué es la muerte para ti?
¿Qué harías ahora si mañana supieras que vas a morir?
¿Qué te gustaría que diga tu epitafio?
¿Presenciaste la muerte de alguien, que sentiste?
¿Escribe una carta de despedida a alguien?

Pero estas preguntas aplicadas a objetivos específicos, con fines claros deben de tener una aplicación metodológica y según ella así se aplican en este proceso de ayuda al otro a partir de la experiencia.

EN DUELO POR EL AMOR
El amor considerado como un efecto natural y común se presenta como una reacción de apropiación de aquello que es considerado dador de satisfacción. Pero si este afecto se presenta como una reacción de pérdida de un ser amado o de una abstracción equivalente.
En el duelo se halla perturbado el amor (el amor propio), remanifiesta como cesación de interés por sí mismo y por el mundo que le rodea. Al perder el objeto dador de satisfacción se pierde la capacidad de elegir un nuevo objeto amoroso, equivalente a sustituir al desaparecido, hay una inhibición y restricción del yo, que no deja nada para otros propósitos e intereses.
Esa sensación es conocida como pérdida misma que exige la intervención del duelo, que permita evidenciar que ese objeto dador de satisfacción “amor”, ese objeto amado ya no existe y “demanda que la libido abandone todas las formas de ligazón con el mismo, pese a ello el YO se resiste a abandonar posiciones de su libido, aún cuando haya encontrado sustituto”, si ésta oposición es tan intensa, puede surgir el apartamiento de la realidad y la conservación del objeto amoroso perdido por una psicosis alucinatoria.

Los cuadros siguientes identificarán y harán de muestra en el proceso del amor y duelo que aquí se trata de describir.
Cuadro 1
Pero si se diera que el objeto de amor no se encuentra presente ¿Cómo se produciría este proceso? Aquí una explicación.
Cuadro 2
El suicidio es entendido como un acto en el cual la persona se quita la vida de forma abrupta. A este accionar se le han dado varias explicaciones al porque se recurre a este proceder. Sin embargo el presente trabajo se centrará a explicar desde lo descrito en el acápite anterior. Pues en el que el sujeto no puede otorgar una parte de su ego-afectiva a ese otro (persona u objeto) y por tanto no es merecedor de una retro alimentación ego-afectiva; su sentir es vacio y de pronto concebido como sin sentido. Es entonces que la persona en un intento de desprenderse de su sí mismo hace de buscador de satisfacción en el objeto, y/ó en el sujeto que por determinadas razones no completa el círculo ego-afectivo. Es de aclarar que son diversos los factores incidentes en el suicidio pero no se hará alusión a ellos, simplemente se mencionará a tres situaciones.
Estos aspectos hacen concebir que estas personas cursan por una vulnerabilidad emocional, son altamente sensibles a estímulos negativos y por lo que les resulta difícil volver a su estado normal, sus interacciones contienen un gran déficit en el manejo de emociones, les resulta difícil concentrarse en presencia de fuertes emociones. Se caracterizan por:

a)   vulnerabilidad emocional (ya se comento con anterioridad).
b)   Auto-invalidación; invalida respuestas emocionales propias, creencias, pensamientos y conductas. Hay reacciones de enorme vergüenza y odio a uno mismo.
c)   Crisis impredecibles; Frecuentes reacciones impredecibles que generan malestar, causadas en ocasiones por estilos individuales disfuncionales, otras por el contexto social.
d)   Duelo inhibido; Inhiben o controlan excesivamente emociones que los “inundan” y que derivan en pérdidas o frustraciones. Aparentan haber sobrevivido, pero mas tarde en contextos diferentes aparecen sentimientos de culpa, vergüenza, ansiedad, pánico, tristeza.
e)   Pasividad activa; Ante la imposibilidad de poder resolver un problema, recurren a pedir ayuda a otras personas, evitando resolver el problema por sus medios.


SUCICIDIO EN MASAS
Pero también el suicidio se puede explicar desde las masas, tomando siempre en cuenta los aspectos que se tomaron en la teoría del amor. Durkheim “el suicidio ocurre siempre que un individuo con conocimiento de causa propicia el fin de su vida,  ya sea o no que él mismo se ponga la pistola en la cabeza”.
Un aspecto importante es cuando se realizaron investigaciones en cuanto al suicidio por imitación, en ella se responde la afirmación antes expuesta. Y como un entorno con o sin ser premeditado incitan al suicidio, ejemplo el expuesto en 1962 cuando en Estados Unidos se registro el incremento más grande en los suicidios, acompañado a la intensa cobertura de los medios de comunicación, el deceso de Marilyn Monroe provocó a ese país los suicidios de 303 personas. Sin duda hay un amor dado a un personaje, ficticio o no, promocionado por los medios y ante la falta de completar el circulo, sumado a la socialización por estas instituciones provoca la caída sin medida.

LA CURVA DEL SUICIDIO
  Las ideas suicidas son muy frecuentes en todas las etapas de la vida. El intento de suicidio es muy común entre los adolescentes con predisposición para esta conducta y se considera que por cada adolescente que comete suicidio, lo intentan cerca de trescientos. El cuadro siguiente, elaborado por el Centro de Asistencia al Suicida de la ciudad de Sucre-Bolivia dará luces al proceso por que cual esta inmerso la persona suicida.
La curva del suicidio
La persona como un ente inmerso en una sociedad concibe a un hecho cotidiano como un problema si este problema no encuentra solución (como ejemplo una enfermedad Terminal, la muerte de un ser querido, etc.), se concibe como una crisis existencial se presentan fantasías suicidas entendidas éstas como la imaginación de suicidio, una representación de suicidarse y ella es conciente.
En este punto se concibe que el potencial de suicidio tiene un porcentaje bajo, pero no por ello se debe dejar de lado este dato, pues si no se le encuentra solución la persona ingresa a otra fase  con un potencial más elevado al suicidio, estas son las denominadas fantasías de muerte; que son un proceso ya no de suicidio solamente, también de muerte de los efectos que esta pueda causar a su entorno inmediato, las soluciones que esta podría acarrear (según la concepción de la persona suicida).
Es en este punto en el que resulta alarmante identificar que el potencial suicida es altísimo y es aquí donde más se debe recurrir a estrategias protectoras del suicidio, pues si no es intervenida debidamente se puede llegar a concretizar el suicidio.

ESTRATEGIAS DE PROTECCIÓN SUICIDA
La capacidad para utilizar fuentes que brindan salud mental, como las consultas de consejería, de psicología, las unidades de intervención en crisis, los servicios médicos de urgencia, los médicos de la familia, agencias de voluntarios en la prevención del suicidio, etc. Son espacios a los que uno puede recurrir. Pero hacemos hincapié que en estrategias de trabajo de grupo es sin duda “la experiencia de vida” la que puede ayudar a superar esta dificultad. La experiencia de vida es una fuente de salud mental que existe inmerso en la vida, la comunidad. ¿Cuándo hacer uso de ellas, qué beneficios se pueden obtener, qué servicios o posibilidades terapéuticas se les puede brindar y favorecer con ello? Dependerá en un uso racional de la misma.
En esta propia vertiente se debe comenzar un sistemático esfuerzo para exponer a las personas “a tolerar a los enfermos mentales y la aceptación de la enfermedad mental como un tipo de trastorno similar a otras afecciones crónicas no transmisibles, evitando la estigmatización y las actitudes de rechazo hacia quienes las padecen, lo cual incrementará las probabilidades futuras de aceptarlas en caso de padecerlas y buscar ayuda para recibir tratamiento especializado, disminuyendo las posibilidades de cometer suicidio si se tiene en consideración que padecer una enfermedad mental es un factor de riesgo suicida comprobado, y si no se la trata, peor aún”.
Se puede contribuir a modificar las actitudes peyorativas hacia los enfermos mentales evitando utilizar calificativos tales como “anormales”, “tarados”, “locos”, y modificando las interpretaciones del sufrimiento emocional al considerarlo como una “cobardía”, “una incapacidad” y otras calificaciones que inhiben las posibilidades de buscar apoyo en quienes las padezcan. Al final resulta más significativa esa experiencia que en comparación a otras puede parecer superfluo e inverosímil, pero lo importante no es comparar, más al contrario importa mucho más lo que se pueda rescatar y lo rescatable aquí es quien lea estas líneas y por sobre todo las interprete esta obligado (“moralmente”) a evitar un suicidio más.
La construcción de una vida que valga la pena ser vivida es un objetivo general de todos/as y debe ser la motivación que la sostenga.


BIBLIOGRAFÍA
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